¿QUÉ ES SER UN SANTO LAICO?

«Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).

El cumplimiento de este grandioso mandato es intentado, sin duda, por los religiosos, que procuran alcanzar una vida evangélica utópica, perfecta en lo interior y en lo exterior, en lo personal y en su forma comunitaria. En algunos aspectos, más dudoso resulta el intento en los laicos, como es lógico, pues en una familia seglar no se reúnen sólamente, como en una comunidad religiosa, aquellos bautizados que buscan la perfección de la santidad.

Aquellos laicos cristianos que aspiran a ser santos -según dicen-, pero sin dejar de ser normales, llevando en todo la vida ordinaria, limitándose a la santificación por las pequeñas cosas de cada día, no llegarán muy lejos por el camino de la perfección evangélica. Y en todo caso no podrá contarse con ellos para ninguna utopía cristiana, pues ésta pretende en los cristianos una perfección no sólo personal e interior, sino también comunitaria y exterior.

En la Iglesia católica y en otras denominaciones cristianas, un laico, también llamado seglar o secular, es aquel fiel que no es miembro del clero; es decir, aquel creyente que no es un clérigo. El conjunto de los laicos de la Iglesia se conoce como laicado

El redescubrimiento del término “laico” fue impulsado por el Concilio Vaticano II.

 “Santos” son las personas que se destacan por su ética intachable o por mantener un vínculo particular con una divinidad. De esta manera, en cierta forma se “eleva” a los santos por sobre el resto de los seres humanos.

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